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▪ Historia ▪

Una historia de hospital y de militancia 

La historia del nosocomio “Laura Bonaparte”, en Buenos Aires, tiene sus raíces en Entre Ríos. 

Por:

Una historia de hospital y de militancia 

Por Raúl Barrandeguy (*)

 

No es ninguna novedad. Que el gobierno nacional tras su propósito de achicar el Estado, disminuir el gasto público y privatizar empresas y servicios, haya dirigido su embate apocalíptico contra el Hospital psiquiátrico “Laura Bonaparte” (ex Cenareso) no exhibe ninguna singularidad. Tal temperamento no se aparta del canon profesado por aquel que dijo “voy a destruir el Estado desde adentro”. Es el mismo esquema operativo llevado adelante contra los trabajadores de la salud, contra los pacientes, contra los profesionales y en definitiva contra los servicios públicos gratuitos, estragados todos en nombre de la libertad.

Sin embargo, en este caso concreto, Entre Ríos y en particular Concordia y Paraná resultan directamente incumbidos porque la psicóloga Laura Bonaparte, aquella en cuyo homenaje se le dio justo nombre al ex Cenareso (Centro Nacional de Reeducación Social), nació en Concordia donde su padre, un jurista destacado, por entonces se desempeñaba como juez del Crimen. Y más tarde, al integrarse como presidente al Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos y trasladar toda su familia a Paraná, Laura se radicó en la capital de la provincia. Allí fue donde abrazó la militancia popular. Y conoció a Luis Bruchstein con quien formó una sólida familia.

Después se radicó en Buenos Aires donde la dictadura la suplició aniquilando a toda su progenie. Su esposo, tres de sus hijos (un hijo y dos hijas) y sus dos yernos fueron secuestrados y ultimados por la represión, lo que la llevó junto con su profundo dolor, al exilio en Méjico. Allí se prodigó a la lucha universal por los Derechos Humanos viajando como veedora de los centros de refugiados de Amnistía Internacional, al Líbano, El Salvador y Guatemala.

Recuperada la Democracia en la Argentina volvió al país donde continuó su militancia por los DD.HH, incorporándose a la organización “Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora” donde llevó adelante una actividad infatigable en la búsqueda de los desaparecidos. También se aplicó al estudio de la psicología y sobre todo al de la sicología social, moderna disciplina que cultivó con marcado entusiasmo. Este mérito reconocido por sus compañeros y colegas llevó a que las psicólogas y los psicólogos, valorando esta notable trayectoria, le impusieran su nombre al Cenareso y lo rebautizaran como “Hospital de Salud Mental Laura Bonaparte”.

Hoy por iniciativa del ministro Lugones el Hospital Bonaparte está al borde del cierre. Es cierto que es mucho más fácil cerrar un hospital, como el Bonaparte, que habilitarlo, tarea esta última que ha llevado muchos años de tesonero esfuerzo. Pero también resulta indiscutible que, si esta iniciativa –cerrar el Bonaparte- prosperara, quienes concurran a sus dependencias y consultorios en busca de asistencia ya no la encontraran. Y tampoco encontraremos en el frontis el nombre de Laura Bonaparte, la abnegada luchadora popular entrerriana que derrotó con amor a la tragedia.

Corresponde entonces darle, desde Entre Ríos, un no rotundo al cierre del “Hospital Bonaparte” resguardando mediante el mantenimiento intangible y expreso de su nombre, la Memoria de Laura Bonaparte, comprometida entrerriana militante por la vida junto a las legendarias “Madres de Plaza de Mayo”.

 

(*) Abogado penalista, jurista, ex diputado nacional, ex fiscal de Estado, ex convencional constituyente por el justicialismo y profesor de Derechos Humanos en la Uader.